martes, 21 de agosto de 2007

El Diccionario del Puertorriqueño


Ambrose Bierce (Meighs Country, Ohio, 1842 - México, 1913?), una de sus profesiones, además de poeta, empresario y editor, lo fue escritor de historias cortas de horror. Fue también uno de los primeros colaboradores del periódico San Francisco Examiner, en compañía de William Randolph Hearst hasta el año 1906.

Éste reconocido periodista, quien desapareció al dejar la capital de Estados Unidos para unirse a la División del Norte de Pancho Villa, tuvo un lugar muy importante en la literatura estadounidense por medio de sus historias. Pero, su obra más famosa, sin duda alguna, lo fue El Diccionario del Diablo (1). En él, con un delicioso tono sarcástico y de doble filo, hace un intenso análisis del mundo. Sin embargo, me parece -y retando la historia- que en lugar de México, realmente llegó a parar a Puerto Rico, quizás momentaneamente; y en vez de llamarle El Diccionario del Diablo, su intención verdadera fue titularle: El Diccionario del puertorriqueño.

Veamos pues:

abandonar, v. tr. Otorgar el beneficio de que alguien se libere de usted. Abjurar
aberración, s. Cualquier desviación mental de otra persona -en relación con nuestros propios hábitos mentales- que no nos parezca suficientemente grave como para llamarle locura.
abogado, s. Persona legalmente designada para que desarregle los asuntos de quien no tuvo la habilidad de desarreglarlos por sí mismo.
admiración, s. Nuestro cortés reconocimiento a quien se asemeja a nosotros.
alivio, s. Despertarse temprano en un mañana fría, y descubrir que ese día es domingo.
ambidextro, adj. Capaz de robar con idéntica maestría un bolsillo de cada mano.
año, s. Un periódo de 365 decepciones.
arquitecto, s. El que dibuja los planos de nuestra casa y planifica el desdibujamiento de nuestras finanzas.
arrestado, p. p. Criminal atrapado sin dinero suficiente para satisfacer la policía.
autoestima, s. Una apreciación equivocada.
bruto, s. Ver marido.
cobarde, s. El que en una emergencia peligrosa piensa con las piernas.
conocedor, adj. Especialista que sabe todo sobre algo, y nada sobre todo lo demás.
conservador, adj. Político enamorado de los males existentes, diferente del político liberal, que desea reemplazarlos por males nuevos.
consuelo, s. Saber que alguien es más desdichado que nosotros.
dentista, s. Prestigiado que introduce metal en la boca y extrae dinero del bolsillo.
depresión, s. Estado de animo producido por un chiste del periódico, la actuación de un payaso o la contamplación del éxito ajeno.
diablo, s. Culpable de todos nuestros males y propietario de todo lo bueno que existe en el mundo. Fue creado por el Todopoderoso, pero lo trajo al mundo una mujer.
diplomacia, s. Arte y negocio de mentir por el país natal.
egoísta, adj. Persona de pésimo gusto, más interesada en sí misma que en mí.
embriagarse, v.r. Celebrar con ceremonia apropiada el nacimiento de un noble dolor de cabeza.
filosofía, s. Ruta con muchos atajos, que lleva de ninguna parte a nada.
historia, s. Relato casi siempre falso, de sucesos casi siempre insignificantes, que protagonizan gobernantes casi siempre bribones y militares casi siempre estúpidos.
hombre, s. Animal tan extraviado en la complaciente contemplación de lo que se cree ser que no tienen en cuenta lo que indudablemente debería ser. Su ocupación principal es la exterminación de otros animales, así como la de los de su misma especie; a esta última, sin embargo, la multiplica con tanta insistencia que infesta toda la tierra habitable.
inconstancia, s. Ver mujer.
inconstante, adj. Ver hombre.
inglés, s. Idioma tan arrogante y reservado que pocos escritores consiguen familiarizarse con él.
inmigrante, s. Ser ignorante que supone que un país es mejor que otro.
locura, s. Ese "don y facultad divina" cuya energía dominadora y creadora inspira el espíritu del hombre, guía sus acciones y embellece su vida.
matrimonio, s. Estado o situación de una comunidad integrada por un amo, un ama y dos esclavos, que suman en total dos personas.
naríz, s. Protuberancia del rostro humano, que comienza entre los ojos y termina en asuntos ajenos.
presentimiento, s. Corazonada que indica que algo va a pasar, cuando uno llega a las tres de la madrugada y ve luz en la habitación de la esposa.
profético, adj. Soñar con la suegra la noche antes de la boda.
prohibído, p. p. adj. Investido con un encanto novedoso e irresistible.
teléfono, s. Invento del diablo que anula alguna de las ventajas de mantener a distancia a una persona desagradable.
valor, s. El reconocer que usted es un cobarde.
voto, s. Instrumento y símbolo del poder de un hombre libre para hacer de sí mismo un tonto y de su país una ruina.
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(1) Todas las definiciones provienen de: Ambrose Bierce, El Diccionario del Diablo, Madrid: Valdemar, 2005.

1 comentario:

Malva Marina dijo...

Neysa escribes muy bien!
Me encanto este:
locura, s. Ese "don y facultad divina" cuya energía dominadora y creadora inspira el espíritu del hombre, guía sus acciones y embellece su vida.